Razones por las que sonreir.

Gente genial ;)

15 de septiembre de 2013

La rutina.

Es lunes, 27 de Mayo. Hace un año y dieciocho meses todo acabó. Son las 07:53 p.m. Mierda! Mi reloj se ha retrasado, con suerte llego a tiempo y no me apuntan en la lista de “los que llegan tarde”. Me incorporo y lo primero que veo es una foto nuestra. Que rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando me dejó por tener unos kilos de más.
Me levanto y ando hacia el armario. ¿Qué me pongo? Fácil, lo de siempre: chándal + sudadera. Total, no tengo que estar guapa para ningún novio absurdo.
Dejo la ropa en el baño. Mi hermano ya está acabando de vestirse para desgracia mía. Hoy no tengo más remedio que desayunar, primera vez desde hace bastante tiempo. El pequeño sale del baño y me da un beso en la mejilla:”Buenos días hermanita”. Se va hacia la cocina. Me siento en la tapa del váter, todavía no me he atrevido a mirarme al espejo; los lunes por la mañana doy especialmente miedo. Me lavo la cara, me peino y me visto, todo esto sin abrir los ojos, era eso o de espaldas al espejo… cosas de psicólogos.
No lo aguanto más. Abro los ojos de golpe. Ahí está, la foca recién levantada, con el uniforme del centro penitenciario y con unas ojeras que van a ser difíciles de disimular, ni con un kilo del maquillaje que me compró mamá en Sephora el sábado.


Por el pasillo me cruzo con mi padre:”Da gusto despertarse en casa(había estado dos meses viviendo en China, por trabajo), buenos días princesa”. Ya me acerco al lugar tabú en mi casa: la cocina.
“¿Me das una servilleta por fi?” ¡Bien! Mi hermano está a punto de acabar, parece que voy a ir a clase con el estómago vacío. Me siento con una taza de agua entre las manos y el mismo envoltorio de siempre de galletas Oreo que guardo en el primer cajón, por si acaso preguntan…
Al rato entra mi madre. Tiene cara de haber dormido poco, ya somos dos. “Mamá, mi hermana no ha comido nada” “¡Mentira! Mira, me he comido unas galletas” “Mentirosa, se acabaron ayer” “Que te calles, ¡joder!” “Da igual cariño, déjala, es un caso perdido”. Los dos salen de la cocina. No puedo evitarlo y las lágrimas caen por mis mejillas en un abismo con final en una taza azul de propaganda. “Hija, vamos a llegar tarde otra vez. Siempre tenemos que esperarte”, mi padre, siempre el caga-prisas.
De camino al colegio escucho a Cher Lloyd, tiene un cuerpo perfecto. La canción acaba y suena ‘Be alright’ en versión acústica, la canción más perfecta jamás escrita.

Ya llegamos, estoy a punto de pasar la línea que separa el mundo real del mundo de los falsos, egocéntricos, creídos, egoístas, maleducados, de los ignorantes… Mi padre me grita desde el coche: “Que no se vuelva a repetir lo de esta mañana, ¡come!”.

Hoy hace bastante calor, o eso ha dicho el hombre del tiempo, pero yo no lo noto, desde hace un tiempo no sé lo que es sentir calor corporal. Hoy va a ser un día muy complicado. 


2 comentarios:

  1. Hola! Me he dado cuenta que hace bastante que dejaste de escribir. Es una pena, pues con esta entrada me he emocionado porque me ha traído muchos recuerdos. Sigue escribiendo porfavor! Un beso! :D

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    1. Muchisimas gracias por leerlo! Aunque sea duro es la realidad y me da tristeza que la gente se identifique con cosas como esta pero te agradezco que lo hayas leído y hayas podido entenderme de alguna manera.
      Me estoy pensando en volver a escribir, pero no tengo tiempo!!!
      Gracias de nuevo por molestarte en leerlo y en dejar un comentario.
      Un beso!!

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